viernes, 12 de abril de 2019

Tormenta


Como una enorme gata amarillenta se acurruca la tarde en el ocaso y dorando la tierra en un bostezo guarda el sol otoñal sus rojos brazos. Una nube se acerca amenazante jineteando en el viento su arrogancia y al galope de mil potros gigantes ruge el trueno iracundo en la montaña. La majada obedece temerosa al ladrido del perro blanco y negro que la empuja al galpón tibio y seguro que recuesta su flanco junto al cerro. El murmullo inocente del arroyo es un grito de guerra adulto y bravo y transforma su cauce cariñoso en un río furioso y desatado. Hasta el lobo que corre tras la oveja con fulgor asesino en la mirada se detiene espantado por la aurora breve y blanca de un rayo en la quebrada. El cuchillo de fuego parte un árbol con certera y caliente puñalada y cubriendo su cuerpo agonizante tiende el viento con humo la mortaja. Tras el crimen terrible y alevoso borda el cielo su pena lastimera llora el agua que brota de sus ojos sobre el negro cadaver de madera...

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