viernes, 26 de abril de 2019

El último tren


El gusano gigante y rugiente hecho en fuego en acero y madera se alejó rechinando en los rieles cual furiosa y fantástica fiera... Tú te fuiste encerrada en su vientre con un rictus amargo en los labios y el calor de tu mano afiebrada me abrazó en el andén solitario. Pronto el tren se burló de mis ojos y mató en una curva mis ansias aumentando su aguda sirena el amargo sabor de mis lágrimas. Qué pesadas se tornan las piernas cuanta niebla aprisionan los párpados cómo cambia la voz, cómo tiembla cuando un tren nos aleja el pasado. Tú te fuiste con él hace meses y así a diario te sigues marchando cuando el viejo reloj da las nueve y el tren deja el anden solitario. Sé que al fin volveremos a unirnos tras el corto camino, tan largo... y será el mismo tren de las nueve que vendrá a devolverme el pasado... Disfrazaste la tos traicionera con sonrisa valiente y cansada y hacia el norte partió el tren cargado con tu pobre esperanza angustiada y mi cruel presentir despiadado... Qué pesadas se tornan las piernas, cuánta niebla aprisionan los párpados cómo cambia la voz, cómo tiembla cuando un tren nos aleja lo amado y qué triste se pone a las nueve con su adiós el andén solitario...

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