He renunciado a ti.
Fue una locura.
Vano intento de atar con la delgada hebra de un cabello
al inmenso caudal de mi ternura
el corcel desbocado de mis celos...
He renunciado a ti.
Con un renunciamiento que este invierno llena
de palabras quebradas, frases muertas.
Que llenaron mis labios de promesas.
Que no pude cumplir
pues tuve miedo de que no comprendieras
que este amor de pecado y de pureza
con que mi alma cansada se alimenta
cegando mi razón y mis sentidos
nos perdiera...
Sólo pude ofrecerte un viejo corazón
cansado de mentiras
y una fe moribunda mil veces malherida...
Tú me ofreces la luz
valles, nubes, montañas
cielo límpido azul
paisaje nuevo que no puedo gustar
pues ya estoy ciego...
Tú me ofreces la aurora y yo el ocaso
y no quiere mi noble cobardía
que pierdas en el cambio...
He renunciado a ti
como renuncia el famélico mendigo
al vino generoso y al caviar
con gesto resignado
como llora el niño pobre su tristeza
frente al juguete caro...
Así renuncio a ti.
Con un beso de niño y un sollozo de viejo.
Como al agua y al sol vivificantes
renuncia el árbol seco....
No hay comentarios.:
Publicar un comentario