viernes, 26 de abril de 2019

Arrepentimiento


Por qué te dije adiós... por qué, adorada, mi dolor no advertiste si al morder tu beso triste comprendí que me enclaustraba en la cárcel del recuerdo... Con mis lágrimas. Llanto inútil lacerante con que vierto el dolor de no tenerte de adorarte desde lejos... Por qué te dije adiós y he permitido que te fueras como un sueño llevando tras de ti tu fresca risa dejándome en silencio... Y yo vi un gran amor en tu mirada y yo vi tu tristeza el dolor de tener que obedecerme aunque no lo quisieras... y obediente te fuiste, y no supe gritarte que volvieras... Golondrina aterida frente al viento que quiso, enamorada de un paisaje afrontar al invierno... Y yo pude ayudarte, yo era fuerte pero te dije adiós, cobardemente... Tuve miedo al amor. Inmenso miedo de vivir otra vez ardientemente.... Ayer te vi pasar y tu mirada reflejaba la luz de amores nuevos y te quise gritar ¡Ay, cómo te quiero! Yo sigo en este invierno que es el mismo de siempre más vencido y más viejo pero siempre queriéndote. Por eso he de gritarte hasta que muera la palabra tardía que no puede alcanzarte: Te quiero, amada mía. Con el alma te quiero y aunque sé que no habrás de volver nunca igual, igual te espero...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario