viernes, 5 de abril de 2019

La tía de Julio Sosa, mis primeros whiskys y el despertar al tango


Yo me hice en tangos, me fui modelando en barro, en miseria, en las amarguras que da la pobreza. En llantos de madre… La poesía era de Celedonio Flores, pero esa vida fue de niño la de nuestro Julio Sosa. ¿Cómo no la iba a recitar como nadie en medio de una de las mejores interpretaciones de La Cumparsita? Hoy Alberto nos lleva de viaje al Carrasco pitucón de su niñez y a la presencia de una tía que era buenísima y que pudo ser la propia madre de Julio Sosa, un cantor que se hizo de abajo y llegó a lo más alto. Quizás el Varón del Tango tuvo odios que nunca los dijo… supo apretar los labios. Por Alberto Moroy En la portada Julio Sosa en Buenos Aires y su monumento ubicado frente a la plaza de Las Piedras, en Canelones, Uruguay. Esta pequeña anécdota que les dejo más abajo sirve para darle marco a este gran cantante de tangos que fue Julio Sosa, a mi gusto lo mejor. No era de mi época, no bailábamos ni escuchábamos tango o milonga, tampoco tomábamos mate, ni íbamos a los bares, ni se nos daba por la bebida. Pasaron los años, todos cambiamos y cada tanto vía Spotify o You tube escucho algunos cantantes de tango como Goyeneche, Edmundo Rivero y Julio Sosa entre otros. Disfruto las letras canyengues tratado de traducir muchas palabras en lunfardo que me dejan tildado. En realidad me llama la atención la orquestación, su sincronía, la misma que escuchaba y contemplaba en el viejo hotel Carrasco donde a veces habia orquestas importantes con 20 músicos… y no les daba bola porque me faltaba madurez. Esta nota no está dirigida a los amantes del tango, sino a ese uruguayo que todavía no se enganchó con la música nuestra, para que sepa algo de la vida de este uruguayo bautizado “El varón del tango”. Pero el fin supremo es regalar algunos “tangazos”… puse unos cuantos como para ambientar la lectura.

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